martes, 6 de enero de 2009

El escándalo Friederich

En la entrada anterior hablábamos de la carta encontrada en el domicilio de El Tunecino en la que se relacionaba a Peter Friederich con un tal Brahim y con Galeb Kalaje Zouady. Conviene saber quienes son cada uno de estos personajes.

Reconozco que cuando leí por primera vez el nombre de Peter Friederich me sonaba vagamente pero no hubiese sido capaz de decir quién era o a qué se dedicaba. Lo que no esperaba cuando empecé a buscar información era encontrarme una historia tan apasionante, digna de las mejores novelas de John Le Carré.

Peter Friederich era un diplomático suizo con una reconocida trayectoria como embajador en Vietnam, Cuba y Luxemburgo. También se dice en alguna información que estuvo destinado en Madrid, aunque desconozco con qué cargo y en qué fechas.

En julio de 2002 saltó el escándalo en Suiza al ser detenido acusado de un presunto delito blanqueo de dinero y de falsificación de documentos cometidos mientras desempeñaba el cargo de embajador de Suiza en Luxemburgo. La investigación había comenzado en febrero de 2002 por una denuncia del banco de Friederich a las autoridades luxemburguesas por transacciones sospechosas. Enseguida comenzaron los rumores sobre las actividades de Friederich: comercio de obras de arte, espionaje estadounidense, dinero del exilio cubano en Miami, dinero de los países de la Europa del Este, etc.

Pero la investigación, dirigida por el juez Perraudin, pronto empezó a dar resultados y se supo que desde las cuentas de Friederich en Luxemburgo se hicieron al menos cuatro transferencias de dinero por valor de más de 750.00 euros a cuentas de personas relacionadas con el narcotráfico. Friederich cometió el error de aficionarse a especular, realizando inversiones para familiares y amigos. Todo iba bien hasta la crisis de 1998 en la que perdió mucho dinero ajeno. Para cubrir las pérdidas tuvo que asumir cada vez más riesgos, hasta que en 2001, según la prensa helvética, conoció en Madrid al español Florido Sosa, que le propuso sacar del país diversas cantidades de dinero supuestamente para evadir al fisco. El asunto se complicó cuando Florido Sosa fue detenido en marzo de 2002 en el marco de una operación contra el tráfico de drogas.

El 7 de marzo de 2002 una operación conjunta de la Guardia Civil y la UDYCO culminaba una operación contra el tráfico de drogas con la detención de 15 personas y la incautación de un alijo de 570 kg de cocaína. La droga se encontraba oculta en el interior de un contenedor en el Puerto de Valencia.

En realidad la operación antidroga se inició el 31 de enero cuando los agentes antinarcóticos de Perú, en colaboración con la DEA y la Embajada de Gran Bretaña, obtuvieron información de que en un buque procedente de Ecuador se ocultaba un importante alijo de droga. Se localizó la droga, sustituyéndola por sal y permitiendo que el buque continuase su viaje hasta España para así poder detener a las personas encargadas de recibir la droga y distribuirla.

En la operación estaban implicadas personas de varias nacionalidades: españoles, colombianos, ecuatorianos, etc. Supuestamente la cabecilla de la trama era la colombiana Adriana Jaramillo Rendón, conocida como La Señora. La investigación sobre Friederich reveló que se habían producido contactos entre ambos pero no se pudo demostrar que el diplomático suizo tuviese conocimiento del origen del dinero. La trama de blanqueo de dinero presuntamente estaba dirigida por Florido Sosa, que también había estado en contacto con Friederich.

En Perú resultaron imputadas varias personas que fueron condenadas en primera instancia, aunque en marzo de 2006 tres de ellos fueron absueltos por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema. Los absueltos fueron el cubano-estadounidense Ibrahim Santos, el ecuatoriano Abraham César Proaño Olmedo y el colombiano Albeiro de Jesús Zapata Agudelo. Esta decisión causó cierto revuelo en algunos medios periodísticos de Perú, ya que la sala presidida por el magistrado Robinson Gonzales Campos era responsable de varias sentencias que beneficiaban a personas relacionadas con Fujimori y Montesinos.

En estos momentos desconozco cuál es la situación judicial del caso en España. No he he encontrado información en la prensa sobre celebración de juicio y sobre posibles condenas. No sé qué ha ocurrido con Adriana Jaramillo, ni con Florido Sosa, ni con el resto de personas detenidas. La única información en relación con esas personas es la relativa a su vinculación con Friederich y al juicio de éste en Suiza.

Peter Friederich fue expulsado de la carrera diplomática y condenado a tres años y medio por blanqueo de dinero y falsificación de documentos. Aquí acaba la historia de Peter Friederich hasta donde he podido averiguar. Por supuesto quedan muchos cabos sueltos en el relato y unas cuantas dudas que me surgen: ¿qué es lo que hizo que las autoridades luxemburguesas investigasen a Friederich? En el juicio declararon policías españoles y es posible que Friederich estuviese siendo investigado en España antes de que saltasen las alarmas en Luxemburgo. ¿Cuál era el papel de curiosos personajes como Florido Sosa, Lemes Izquierdo, Ibrahim Santos, Adriana Jaramillo, etc.?

Pero sobre todo, ¿qué relación tenía El Tunecino con esa gente, si es que tenía alguna relación?¿De qué conocía a Friederich o a sus actividades? No parece probable que pudiese existir ninguna relación. Entonces, ¿por qué lo nombra en una carta?¿Es una falsificación más?

En la próxima entrega quizás podamos aportar un poco más de luz.

1 comentario:

  1. Antes del Jucio del 11-M, el CNI llevaba a cabo allanamientos de morada continuados en mi casa en Madrid. Varias veces me colgaron archivos pedofilos en el ordenador, por si se presentaba la eventualidad, ante alguna filtracion, de tener que detenerme rapidamente.

    Leopoldo Ridruejo Miranda

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