lunes, 1 de septiembre de 2008

Benity Fair



Esta semana nos hemos encontrado con una entrevista exclusiva al magistrado Gómez Bermúdez en la edición española de la revista Vanity Fair. En esta ocasión no ha generado tanta polémica como cuando salió el libro de su mujer La soledad del juzgador, pero da la sensación de que sigue con la misma falta de tacto que entonces.

Si hubiese tenido que escribir el artículo, yo hubiese destacado la siguiente frase que me parece que define de forma magistral, y un poco cursi, el papel de Gómez Bermúdez:

Aquella tarde era 20 de mayo de 2007 y el juez Gómez Bermúdez parecía un punto de encuentro imposible en las dos líneas paralelas hasta el infinito en las que se había convertido la política española desde el 11-M.



Leyendo algunas de las respuestas uno puede llegar a pensar que en el juicio del 11-M se ha aplicado la Ley de Memoria Histórica en vez del Código Penal:

¿Qué país habría superado un atentado con 192 muertos 1858 heridos a cuatro días de las elecciones? Nosotros lo hicimos, lo superamos sin vencedores ni vencidos. Había, y hay, gente equivocada, pero eso no significa que fueran vencidos.


Curioso lenguaje en boca de un presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Si estuviésemos hablando de un actor diríamos que está sobreactuando.

Y una frase bastante desafortunada que se puede intepretar facilmente en otro sentido que el que seguramente quería darle Gómez Bermúdez.

Ayudó mucho también la actitud de las víctimas. Llegaron demandando justicia y a poco que les ofrecimos la escenificación formal de que perseguíamos eso, hacer justicia, plegaron sus sentimientos y lo sometieron todo al criterio del tribunal.


El problema es que unas cuantas víctimas no están nada de acuerdo ni con la sentencia, ni con el del propio Bermúdez. Al parecer les escenificó en privado más cosas de las que luego se han visto en escena.

En la entrevista hay más cosas interesantes que comentaremos en próximas entregas.

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